Hemos terminado el ejercicio 2015. Espero que haya sido un año aceptable para todos, como mínimo. Ahora en mi opinión lo propicio es hacer una revisión de lo sucedido. Pero también es bueno que echemos la vista atrás y hagamos una reflexión sobre nuestra intervención en la gestión como figura clave de la empresa.

Después de haberme leído innumerables libros de management, artículos sobre los CEO(*) de las empresas de éxito y de atender a los responsables de empresa de forma profesional, llego a mis siguientes conclusiones sobre como debe de ser el liderazgo empresarial.

(*) CEO, en ingles, “Chief Executive Officer” o en castellano “oficial ejecutivo en jefe» y en idioma sencillo, “el director”.

Mis reglas internas de funcionamiento

UN PROPÓSITO ESTRATÉGICO BIEN DEFINIDO

Tener definido un propósito estratégico es lo que diferencia a un responsable empresarial de una micro empresa, más centrado en el día a día, más pegado al negocio, del responsable de una empresa mediana, más obligado a estar centrado en la estrategia.

A la pregunta…, ¿hemos de tener un propósito estratégico?, he de contestarme, PUES SI!. El propósito estratégico significa que el CEO esta ahí, al frente de su empresa y ha venido para quedarse. El propósito es una visión de largo plazo para cualquier empresa y deja poco espacio a la especulación que trata de de entrar y salir rápidamente, característica del negocio cortoplacista.

El propósito necesita de una planificación lenta y minuciosa con larga visión y objetivos muy claros y esto solo lo puede hacer el Ceo.

UNA CULTURA DE GESTIÓN CLARA,BIEN DEFINIDA Y MUY BIEN COMUNICADA.

Casi todos los desastres que he vivido atendiendo  profesionalmente a empresas o que he analizado sobre las empresas en las que trabaje en mi etapa de empleado, puedo decir sin temor a equivocarme que han sido provocados por no entender muy bien lo que significaba su cultura de gestión.

La cultura de gestión es el pegamento que mantiene unida a la organización que va a desarrollar su estrategia. No es posible gestionar todos las áreas funciones sin una cultura común bien definida, bien comunicada, equilibradamente alineada y bien actualizada. Si no se comprende su utilidad, es muy difícil que la empresa crezca con equilibrio.

La cultura, es el sello identitario de la manera de hacer en una empresa.

UNA EQUILIBRADA DISCIPLINA PROFESIONAL.

Cuando estamos más atentos al día a día de lo que lo estamos a si estamos yendo por el camino adecuado hacia nuestro propósito estratégico, entonces no estamos liderando, estamos gestionando.

Todo profesional al que podemos identificar y considerar excelente, se ha caracterizado por mantener una disciplina en su gestión. Por desarrollar una capacidad de adaptación al medio, ¡admirable!.

Las reglas, aplicándolas con flexibilidad, devuelven unos resultados excelentes.

UNA OBJETIVIDAD EN SU VISIÓN EMPRESARIAL.

Todavía sigo preguntándome, que hubiera sido de nosotros como empresa si en el 2008 yo hubiera perdido o no hubiera tenido objetividad para abordar la locura y la neurosis que desataron las entidades financieras en la relación de partner financieros que manteníamos con ellas. Sin duda, ahora no existiríamos.

Pero que podría ser mañana de nosotros como empresa si no asumo que todos tenemos un tiempo, yo tengo un tiempo, y el mejor trabajo que yo puedo hacer con mi empresa es dejar las reglas de juego para que el mejor sucesor posible tome las decisiones adecuadas que deben de estar basadas en ver el futuro sin tener que dedicar mucho tiempo al presente.

El líder excelente sabe cuando su tiempo termina y tiene que preparar las reglas de gestión en la empresa y dar paso a otros.

UNA CERCANÍA A SU EQUIPO.

La presión tienen que tenerla todos los que actúan bajo el paraguas de la empresa. Y la mejor forma de aplicarlo es estando todos orientados a los resultados.

Para que el líder lidere tiene que tener una firme y absoluto conocimiento de si mismo. Liderar no es mandar, al igual que gestionar no es dirigir.

Si uno se engaña a si mismo, si se atribuye valores que no tiene, el proyecto se desinflara. Da igual a que altura del kilómetro estemos con respecto al propósito estratégico determinado.

Pero lo más importante es la habilidad para mantener las distintas sensibilidades del equipo en armonía, lo cual reconozcámoslo, es francamente difícil y visto lo visto en el entorno todavía lo va a ser más.

Como casi en todas las cosas, lo expuesto en este post es material necesario pero no suficiente para lograr llevar a una empresa al éxito. Además (por si fuera poco lo anterior), hay que estar en el momento oportuno y en el lugar adecuado y muy despierto, por si la suerte pasa por delante de nuestra empresa. ¡Nos debe pillar preparados!

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