La misión y visión son parte del ADN de la empresa y como elementos de la planificación estratégica, le dotan de coherencia a la vez que la diferencian del resto de empresas del entorno.
Pero estos conceptos han de ser algo más que palabras colgadas en la web o en la pared de nuestras oficinas, deben ser transmitidas y compartidas por toda la organización consiguiendo que cualquiera de los empleados sepa contestar: ¿a qué se dedica mi empresa? ¿cuál es su objetivo principal?
MISIÓN
La Misión explica qué hacemos y cuál es el propósito del negocio. Pero cuidado, porque la respuesta no puede ser “ganar dinero”, ya que es algo buscado por todas las empresas y no nos diferenciaría.
Para obtener la misión, tenemos que contestar a varias preguntas y resumir las respuestas en un párrafo. Gracias a ello la empresa podrá situarse respecto a las demás y respecto a sí misma en el mercado.
- ¿cuál es el negocio en concreto?
- ¿cuál es el público al que se dirige?
- ¿qué ventaja competitiva tiene?
VISIÓN
Es muy importante que esta visión no sea una “utopía”, lógicamente debe tratarse de un objetivo factible.
- ¿dónde queremos estar en un periodo de tiempo?
- ¿para quién?
- ¿cómo queremos que evolucione la empresa?
mientras que la visión es lo que quiero llegar a ser.