Voy aprovechar una noticia aparecida en la prensa nacional en la que el diseñador Javier Mariscal anunciaba que estaba arruinado. No voy hacer «leña» del árbol caído como he visto que han hecho algunos periodistas en algunos medios, sencillamente voy a reflexionar negro sobre blanco sobre la «gestión en las empresas».
Señalaba Mariscal entre otras que no había sabido «gestionar» su estudio en el que llegó a tener 40 empleados. Esto nos debe de dar una idea de lo que significa el dominio de una profesión y lo diferente que es gestionar una empresa y/o dirigirla.
Diferentes tipos de gestión: algunos errores
En mi experiencia como consultor me he encontrado con este error de interpretación en numerosas empresas. Por ejemplo, en una empresa familiar donde se apoyan en gestionar de forma muy poco profesional sus recursos solo condicionados por el «poder» que tienen para tomar decisiones.
Otras empresas a cuyo frente se hayan personal con buenas carreras, por ejemplo ingeniería, donde la gestión esta muy concentrada en el producto y muy poco concentradas en la gestión y dirección de la empresa.
Otras empresas que están dirigidas por comerciales, con amplia experiencia en ventas pero que no se paran dos minutos a pensar en lo importante que es la gestión administrativa.
En todos los ejemplos (podría describir muchísimos más), hay una especie de resignación mezclada con puntas de rebeldía hacia gestionar los recursos. Son «males que debemos soportar», pero ¡ojo! lo importante es… , ¡lo que yo diga!, o lo ¡importante es el producto!, o ¡si no se vende no hay nada que hacer!. Obviedades todas ellas trufadas de invenciones e interpretaciones que en realidad solo buscan seguir teniendo un poco más el poder, aunque ello cause finalmente la ruina a la empresa.
Gestionar no es dirigir
En definitiva, gestionar no es dirigir. Gestionar es organizar y utilizar los recursos basándose en sus principios fundamentales, la «eficiencia» y la «eficacia». Con ellos, cualquier empresa se puede defender largo tiempo, pero no eternamente.
Dirigir en cambio, se basa en apoyarse en una organización pensada para el propósito estratégico de la empresa. Dirigir a las personas designadas para llevar a cabo las actividades y tareas. Para sacar de ellos lo mejor, buscando lograr los objetivos tácticos que lleven a la compañía a la cuota de mercado adecuada.
Aprendamos de una vez que en economía todo se basa en el comportamiento de la oferta y la demanda. Y empecemos a olvidar las clásicas y tradicionales formas de hacerlo. La experiencia acumulada que servían a los fundadores ya no va a servir para gestionar la empresa mañana.
Y un consejo, yo no tengo ningún inconveniente después de 20 años de ejercer como empresario, gestor, director, en dejar paso a cualquier otro que con mucha mayor inteligencia que la mía, sea capaz de hacer del proyecto empresarial que comencé y convertido hoy en una empresa, una empresa mejor y que genere negocio, o como ahora gusta escuchar “que genera valor para la sociedad”.