La confusión en la comprensión y tratamiento de los costes en las empresas.

“Coste” es una palabra económica de tratamiento normalizado dentro de la empresa. Es muy habitual hablar de costes, si son altos o bajos, si hay que optimizarlos, pero en realidad el tema es de lo más complejo, y conviene tener una visión más amplia sobre el mismo, Permítanme que trate de aclararlo.

Cuando se habla de costes en la empresa se está utilizando un “generalismo” de una obviedad preocupante. Cuando hablamos de “coste” en realidad lo hacemos sobre “recursos consumidos” en el ámbito de la producción de cualquier tipo de empresa. Es evidente que esos recursos empleados en cualquier empresa tienen un valor económico, un valor de coste, porque se adquirieren pagando por ello. Tambien es evidente que cuando despedimos a trabajadores estamos ahorrando costes, pero esto no es tan simple de tratar.

Los costes forman parte de un conocimiento esencial, y más hoy, viendo lo que está ocurriendo en nuestra economía. Este conocimiento, bien entendido y bien empleado, proporciona a los dirigentes empresariales ayuda para la planificación de su negocio. Ya sea porque identificados esos costes, se entiende cómo forman parte de la estructura de costes y el margen de sus productos o servicios, o porque forman parte de los recursos necesarios para desarrollar su estrategia comercial, o bien porque se entiende cómo les afecta la gestión administrativa de la empresa.

Los costes son conocimiento económico. Y entenderlos, aporta a la dirección muchas de las claves sobre la competitividad de su empresa. Para entender de costes hay que situarlos en dos contextos asociados pero que conforman dos estructuras diferentes. La estructura del escandallo unitario de un producto o servicio, más orientado a la planificación de una unidad de producto. Y la estructura del análisis del negocio, más orientado al volumen de recursos consumidos necesarios para llegar a los ingresos(ventas) deseados.

El escandallo de un producto

Cuando se va a lanzar un producto nuevo hay que definir cuáles van a ser los recursos individuales que van a formar parte intrínseca de su valor de coste individual. Para ello es necesario entender “cuánta” materia prima lo va a componer. Cuál es el valor/tiempo de los empleados que van a concurrir en su fabricación. Y cuál es el valor de otros elementos del coste identificados en la producción y que formaran parte del producto, por medio de repartos más o menos subjetivos. En definitiva, los recursos que representan la estructura medular de un producto o servicio. El objetivo del escandallo es conocer el coste de producción unitaria del producto y su margen.

El análisis de costes en un negocio

Pero es obvio que vendiendo solo un producto, no obtendríamos el margen de la producción (precio de venta – coste de la producción), necesario para cubrir los costes comerciales, ni tampoco para cubrir la estructura de administración de la empresa. Para ello, necesitamos que el margen unitario se repita un numero X de veces en un periodo de tiempo, de tal manera que un volumen determinado consiga dicha cobertura. Y es entonces cuando entramos en la verdadera dimensión de este conocimiento tan necesario para que cualquier empresa pueda gestionar y competir con éxito.

Una empresa cualquiera se enfrenta al reto de competir por un trozo de mercado con otros competidores, en una batalla comercial donde solo unos pocos se posicionan eficazmente como para sobrevivir en el tiempo. Compiten físicamente con productos similares cuando no iguales ante sus mercados objetivo. Su diferenciación ante esa igualdad debe de consistir en proporcionar un valor diferencial para sus clientes y ello, “el valor”, debe de representar soluciones a algún tipo de necesidad de esos clientes, además de proporcionarles confianza, calidad, y finalmente tener un precio competitivo. Todo lo que acabo de comentar, – y de forma invisible-, lo podemos encontrar convertido en números, dentro del producto que vende. y es por ello que, cuando la presión al precio se presenta como un valor único para el cliente, sin duda alguna lo va a pagar la empresa en su margen. Margen que necesita la empresa para cubrir todos sus costes de todo tipo.

Bien, y si todo esto es asi, ¿cuál es el problema? El problema es que planificar o analizar nuestra oferta de productos con la información básica de costes no es suficiente. No va a ayudar a tomar las mejores decisiones en cuanto a buscar la necesaria rentabilidad que proporcione a la empresa el beneficio necesario para su supervivencia.

Para competir hoy en día es muy necesario conocer la doctrina de costes y aplicarla a los productos por medio de metodologías doctrinales (Ciencia), creadas y aplicadas por universidades de prestigio. Ese conocimiento será muy necesario para conseguir tener muy ajustados los costes. De tal manera que cuando se enfrente la empresa a sus competidores, pueda contestar a cualquier oferta con la suficiente rapidez y eficacia, de modo que le sirva bien para defenderse de un ataque de cualquier competidor, o entender cómo debe de manejarlos para atacar a un competidor, sin poner con ello en riesgo la supervivencia de la compañía.

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