Seguro que ya has oído hablar de él, de hecho, este término no es nuevo, pero es ahora cuando muchas empresas están descubriendo su potencial. Kaizen es un término japonés que se traduce como mejora continua, es un método de gestión y optimización de procesos, que tiene su origen en los primeros años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.

Se hizo famoso por marcas como Toyota, Honda o Sony.

Aunque más que una metodología o una herramienta, es una filosofía orientada a eliminar todas las ineficiencias de un sistema de producción. Es decir, busca erradicar todas aquellas operaciones que no le agregan valor al producto/servicio o a los procesos.

Misión de todos

La filosofía Kaizen aboga por la participación de la totalidad de los empleados. Todos los trabajadores, en todos los niveles y departamentos (independientemente de su jerarquía), son responsables de: evaluar su centro de trabajo, identificar puntos problemáticos y de sugerir mejoras que pueden aplicarse en su área con el objetivo de solucionar dicha anomalía.

Pero para lograr la involucración de todo el personal, se necesita un equipo motivado y un sentimiento grupal, y es tarea del líder conseguirlo.

Pequeños cambios

La idea es ir haciendo pequeños cambios o mejoras continuamente, que nos permitan acercarnos hacia la calidad y a los requisitos que el cliente exige. Estas mejoras no tienen porque ser grandes soluciones complejas técnicamente; los cambios pueden variar desde detalles de fabricación hasta asuntos de productividad, inventario o control de calidad. En resumen, se trata de no intentar efectuar grandes cambios en poco tiempo, sino en ir haciéndolos de forma lenta pero constante, para conseguir de manera gradual y segura los objetivos marcados.

Eliminar «desperdicios»

Como decíamos, dentro de las funciones del método Kaizen, una de las más importantes es acabar con todos los desperdicios (actividades innecesarias) que inevitablemente surgen en cualquier sistema productivo. Estos desperdicios corresponden generalmente a: defectos, exceso de producción, esperas, inventarios, transporte o movimiento. Reconocerlos nos ayudará a optimizar los recursos.

Por ejemplo, para reducir costes y mejorar en calidad de atención y servicio, deberíamos centrarnos en los siguientes aspectos:

  • Disminución de stocks.
  • Optimización de la zona de fábrica y de almacenes.
  • Reducción de tiempos.

 

Recomendaciones

Para finalizar, comentaremos algunos de los principios básicos del Kaizen:

  1. La urgencia no tiene cabida en la filosofía Kaizen, pues producir «como se pueda» con decisiones tomadas de forma irreflexiva, hace que no nos paremos a pensar en optimizaciones.
  2. Nunca retrasar una actividad relacionada con una mejora, es prioridad aplicar cuanto antes los cambios necesarios.
  3. No debemos obsesionarnos con hacerlo perfecto de una, poco a poco se irán mejorando los procesos, a través del ensayo y la utilización.
  4. La mejora es constante y no tiene fin.
  5. Siempre se debe testear, no se puede dar por sentado nada.
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